La necesidad de ser vistos profunda, honesta y certeramente es la mas importante que tenemos como seres humanos.
Esto lo podemos notar cuando miramos a los ojos a alguien que nos viene a pedir en la calle y, aunque no tengamos nada para dar, le miramos a los ojos y reconocemos su existencia; instantáneamente vemos una mirada que se suaviza y un alivio en el alma.
Si soy honesta, mi esposo es mucho mejor que yo en esto.
Hace mucho, cuándo aún vivíamos en el último lugar que vivimos en Santo Domingo, uno de los muchachos que cuidaba el edificio le dijo
“Ute ve, ute nunca nos da nada, pero nos trata como personas”.
Ese es uno de esos comentarios que jamás se olvida.
En los momentos en los que me pongo a pensar porque anhelamos tanto que nos vean y que se reconozca nuestra existencia, he llegado a la conclusión de que esta necesidad tiene su raíz en nuestra separación de Dios, nuestro Padre, quien nos ve de esa manera y nos ama infinitamente desde el momento en el que fuimos un pensamiento en su mente.
¿Y que buscamos nosotros? Pues, volver a nuestra casa, que es precisamente Él.
No ser o sentirnos vistos equivale a no existir.
Ahí es cuando llegamos a creer que no servimos, que somos basura, que nadie nos quiere, que no valemos la pena, que no tenemos propósito y que estamos de más.
No sentirnos vistos es la raíz de muchos de nuestros problemas.
Los bebés y los niños, al igual que nosotros, necesitan ser y sentirse vistos, reconocidos, admirados, abrazados, respetados y apreciados. Todas estas son cosas que nos cuestan y nos duele mucho brindar.
He notado que en las temporadas en las que soy capaz de brindarles esto a mis hijos ellos están mucho mas dispuestos, alegres, cooperadores y amorosos.
Y en lo que va de este año me ha costado.
Este año ha sido muy duro para mí emocionalmente, porque literalmente NINGUNO de mis planes se ha dado y me he encontrado muy ofuscada en ello.
En los últimos meses he peleado mas que nunca, he estado mas enojona y menos tolerante. He hecho de cosas pequeñas cosas grandes, he fallado en disculparme y todo en mi hogar se ha visto afectado, mi relación con mis hijos y también mi matrimonio. Hasta cierto punto ni yo misma me soporto.
También me he sentido sola e incomprendida y abandonada por Dios, aunque ¿Seré yo la que lo ha abandonado a Él?
Todo esto te lo cuento porque para poder brindar y suplir esta necesidad profunda primero nosotros necesitamos sentirnos vistos e incondicionalmente amados porque ¿Cómo es posible dar algo que no tenemos, o algo que percibimos que no tenemos?
Desde finales del año pasado he descuidado mi vida de oración. Me he sentido invisible, cómo que el Señor no me escucha, me he preguntado cuál es el punto de todo esto, me he sentido sin propósito.
No he podido convencerme de que Dios me ama como soy, sin mas ni menos.
Este año ser mamá se me ha hecho muy difícil, he deseado que me trague la tierra y me escupa en una cueva lejos y sola; no he podido manejar los “caprichos” de mis hijos.
Noto que cuando no estoy orando constantemente y reconociendo que Dios me ama como soy, sin más ni menos, se me hace muchísimo más difícil ser mamá y "aguantar" los "caprichos" de mis hijos, que al final son necesidades legitimas.
Ya casi se ve la luz al final del túnel de la situación que me ha mantenido frustrada y ofuscada por tanto tiempo. Sé que yo misma me la he hecho más difícil al no confiar, pues creo firmemente que mis planes nunca son tan buenos como los de Él.
Casi estamos a mitad de año y estoy a tiempo de empezar de nuevo y de volver un año que parece pesado, en uno mucho más ligero y agradable.
Me quillo*, peleo, a veces grito y muchas veces quiero tirar la toalla y ¿Sabes qué? La mayoría de las veces, si no todas, el problema es que me siento invisible; la solución siempre ha sido orar, pedir lo que realmente necesito y confiar en que lo voy a recibir.
El yugo es suave cuando confiamos. El yugo es suave cuándo nos sostenemos en Él, quizás este año lo termine de aprender.
* Para los lectores internacionales jajaj, quillarse en Republica Dominicana es molestarse.
Gracias por compartir esto y ser tan sincera. Me recordaste que también yo debo acercarme más a la oración 🙏